Yo soy un “pegado” a este pueblo. Si he de ser
sincero desconocía por completo su existencia pero la perseverancia de mi
compañera por que conociera su refugio más emblemático, dio con mis huesos
allí. La primera impresión que tuve fue la que tendría todo el mundo en una fría
y lluviosa tarde de otoño hace 15 años….., ¡¡VAYA MIERDA DE PUEBLO!!. Pero
entrar en “la cárcel” supuso un
subidón, un sitio peculiar donde se reúnen todos los frikis (y lo digo con
mucho respeto y cariño) del pueblo.
Es un sitio peculiar en el que te puedes relajar
hablando de peces con Eneko, compartir experiencias de nuestros hijos con
Nagore, hablando de cualquier cosa con el Piru, de lo divino y de lo humano con
Ainhoa….., diferentes formas de arreglar el mundo puestas en común. Enriquecedor
a más no poder. Te puedes tomar una cerveza (o las que quieras) y siempre eres
bien acogido.
Con los críos he tenido la oportunidad de pillarle
el punto al pueblo. Mi número de visitas han aumentado, Xuban y Maitane son
unos auténticos enamorados del pueblo. Son los seres más felices de la tierra
en San Román y hay que hacer lo que sea por ellos, es un buen sitio donde
concederles licencias con un relativo poco riesgo. A pesar de que las camas
sean una mierda se puede decir que es un lugar donde toda la familia está muy
cómoda y relajada.
Yo le he pillado el punto y me siento bien allí. El
entorno es incomparable y si te acompaña el buen tiempo……, un buen sitio donde
relajarte y desconectar del mundo.
Una reflexión: no hay que dejarse llevar por las primeras
impresiones y hay que profundizar en el corazón de los sitios.
San Román
ist different